¿Inexperiencia o excusa?
por Maria Cecilia Villegas / @C_Irreverencias
Sin lugar a dudas el tema emblemático del primer año del presidente Humala ha sido Conga. El gobierno se ha excusado sosteniendo que no fueron ellos quienes otorgaron la concesión ni quienes aprobaron el EIA. Si bien eso es cierto, ha sido este gobierno quien ha permitido la escalada del conflicto.
El problema de Conga fue desde un inicio un problema de percepciones y de intereses. Las comunidades reclamaban el respeto a sus derechos al agua y al medio ambiente, y los percibían en riesgo en base a la trayectoria de Yanacocha. Mientras Yanacocha reclamaba tener derecho a explotar la concesión al haber cumplido los requisitos legales y percibía que el problema era generado por agitadores y sus intereses políticos. Este era un conflicto de derechos y percepciones. El derecho de propiedad que tiene Yanacocha sobre la concesión minera enfrentado al derecho de propiedad que tienen las comunidades de Cajamarca sobre el medio ambiente y la salud de sus habitantes.
En este enfrentamiento, estaban sentados a la mesa Yanacocha frente a las comunidades y era el Estado quien debía actuar como árbitro, facilitar el entendimiento entre las partes y resolver el conflicto. Más aún considerando que existe una clara desigualdad de acceso a la información -y al Estado- entre Yanacocha y las comunidades, el Estado debía igualar las oportunidades de las partes en la discusión. Sin embargo, el presidente Humala, con una clara falta de estrategia política, decretó "Conga va" sin siquiera haber oído a las comunidades ni evaluado sus reclamos. Así pasó de ser árbitro a ser parte del proceso. Ollanta se sentó cómodamente a la mesa al lado de Yanacocha.
Las comunidades tenían reclamos legítimos que debían haber sido atendidos por el Estado. Prueba de ello es el dictamen de los peritos contratados por el Estado peruano para revisar el EIA que Yanacocha ha aceptado.
Los ganadores en este proceso han sido los líderes radicales, quienes claramente tienen mucha más experiencia política que Ollanta y sus ministros. Así, lograron que el Estado peruano perdiera en manos de un presidente sin sentido común su rol de árbitro y de garante del principio de autoridad, teniendo que recurrir a la Iglesia. Hoy el conflicto no será resuelto por la autoridad del Estado, sino por lo que la Iglesia pueda lograr como mediadora. Esto, no es casualidad, fue diestramente manejado por los líderes radicales, quienes obligaron a Ollanta a dejar su rol de árbitro y sentarse junto a Yanacocha.
Parece que hemos olvidado la gran experiencia política que tiene la izquierda y sus facciones radicales. Lamentablemente, desde el gobierno del presidente Toledo el Estado ha ido perdiendo el principio de autoridad hasta terminar hoy en manos de un presidente que en sus primeros meses fue arrinconado por líderes radicales y terminó siendo parte del conflicto.
Cuando un Estado se vuelve rentista, pierde la independencia y con ello el principio de autoridad y la confianza de sus ciudadanos. Este es el principal resultado del primer año de gestión del presidente Humala.