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La Década del Negacionismo
El fantasma del terrorismo alarma hoy a los peruanos que sufrimos aquellos años de muerte y destrucción. Incrédulos preguntamos ¿por qué ha regresado Sendero Luminoso?
La causa del retroceso está en la Década del Negacionismo (2000-2010), que aún perdura en instituciones del Estado.
Una experiencia ilustrativa: El 2003, cuando el terrorismo atacó dos veces el campamento Techint de Camisea, era tal el negacionismo impuesto por la izquierda caviar desde el Estado, que sufrí persecución solo por haber dado la primicia desde el portal peruinforma.com.
Inteligencia vigiló mi oficina, aparecí de pronto como brazo derecho de Alberto Fujimori en el organigrama de una “organización oculta” que publicó un diario importante, perdí empleos, etc.
Lo gracioso es que la primicia me la dio una colega, novia de un ingeniero argentino de Techint que la llamó por celular cuando se produjeron los ataques.
Por todos los medios, la izquierda que hoy gobierno de nuevo nos hizo creer que el terrorismo era solo un invento para que el pueblo añorara a Fujimori.
En el Informe de la Comisión de la Verdad (CVR) consagró su visión que niega el terrorismo: “… Aunque el decreto supremo (que creó la CVR) decidió recurrir al concepto «terrorismo» para referirse a los crímenes cometidos por las organizaciones subversivas, la CVR no está convencida de que este término alcance a describir con precisión el amplio rango de conductas emprendidas por dichos grupos…” (Informe final, pág. 25).
Por esta razón el 99% de ese informe se refiere a los terroristas solo como “subversivos, alzados, senderistas, emerretistas”, etc.
Aquel negacionismo invirtió la realidad y muchos asumieron que no hubo terrorismo sino “conflicto interno” o “violencia política” justificada por la “violencia estructural”. Y que tampoco hubo crímenes militares aislados sino una “política de estado criminal, indiscriminada y sistemática”.
Ese pensamiento penetró al país durante toda la década, fue inculcado en especial a periodistas, líderes de opinión y funcionarios del estado (sobre todo operadores de justicia). Por eso pocos protestamos cuando se liberó a terroristas.
Un ejemplo actual: Víctor Cubas Villanueva, ex jefe del Grupo de Investigaciones de la CVR que armó casos penales que criminalizan al estado agredido, es hoy Fiscal Superior y vigila que los fiscales le den curso a esos mismos expedientes.
Pero el efecto cumbre del negacionismo fue otorgarle a Abimael Guzmán todos los beneficios carcelarios posibles. De esa manera pudo dirigir en persona, durante toda la década y desde la Base Naval, la reconstrucción de su banda criminal.
La Década del Negacionismo sembró la cosecha siniestra de hoy: Más de 3000 fanáticos excarcelados que actúan ahora en Movadef, Conare, Vortice, muchas universidades, frentes de defensa, el propio estado, etc.
Más allá de esta reflexión, la Ley de Negacionismo no sirve porque es una medida aislada que no responde a una estrategia integral (militar, policial, de desarrollo, penitenciaria y jurídica), que el gobierno no tiene.
Sirve solo para lavarle la cara a la izquierda caviar que nos impuso la década nefasta que resucitó a SL.