El reino de la incertidumbre
El Perú se encuentra atrapado entre el sabotaje político a la inversión y la inacción de un gobierno débil, incapaz de hacer cumplir la ley y de hacer respetar la autoridad con que el pueblo lo ha investido en las urnas. La economía avanza por inercia, a pesar del gobierno y del Congreso, impulsada por dos motores: la inversión y el creciente consumo interno generado por dos décadas de flujo sostenido de inversiones. Pero el segundo motor es insuficiente para mantener la marcha, por lo que dependemos aún de la inversión. Si ésta se detiene, la economía también lo hará, inevitablemente.
La izquierda marxista lo sabe, por eso sabotea la inversión minera en Cajamarca, Apurimac, Moquegua, etc.; la petrolera en el oriente, la generadora de energía en Cusco y Puno; el turismo en Cusco y Juliaca, etc. El medio ambiente le importa un pepino, pues promueve y encubre a la minería ilegal depredadora.
Quien no parece entenderlo es el gobierno. Está viendo que la inversión se paraliza o se retrae a causa de la violencia extremista, y en vez de encarar a los saboteadores e imponer la autoridad, opta por la inacción disfrazada de “diálogo”.
El punto es que este Gabinete sufre del “síndrome del congresista”, que se resume en la frase “otorongo no come otorongo”. En este caso, “rojo no como rojo”. El ala izquierda que conduce hoy el Consejo de Ministros jamás se enfrentará a su hermana que incendia las praderas.
Esta última lo sabe, por eso se ríe a carcajadas en Cajamarca mientras pisotea el estado de emergencia, agrede a la policía, ningunea al Consejo de Ministros, al propio presidente de la república; y se burla de los “facilitadores”, los fiscales y los jueces. Se saben impunes, con “licencia para matar”.
Si alguien abrigaba la esperanza de que Conga fuese un hecho aislado, se equivocó, pues Moody´s acaba de corroborar que el principal obstáculo para las inversiones en el Perú es la falta de autoridad del gobierno de Ollanta Humala.
Ojo que la advertencia no viene de una ONG, ni de un organismo político, sino de una compañía calificadora de riesgos que fundamenta y mide muy bien cada palabra cuando informa a sus clientes sobre el clima para la inversión.
Si el gobierno no se rectifica, pronto empezaremos a pagar caro esa falta de autoridad. Y aunque el ministro de Economía haya intentado bajarle el volumen, la campanada de Moody´s ha retumbado en el mundo. Mucho cuidado.
Lo cierto es que Gregorio Santos impone condiciones en Cajamarca, el Sutep en la educación, Sendero Luminoso recobra fuerza, los “frentes de defensa” proliferan por doquier. En este contexto el gobierno renuncia a la autoridad y se le ocurre reformar el sistema de seguridad nacional, sembrando la zozobra en la policía y las fuerzas armadas.
Sí señor, Moody´s se ha quedado corta, los peruanos vivimos en el reino de la incertidumbre.