Giro en la comunicación
por: Alfonso Baella Herrera
El presidente Ollanta Humala parece, por fin, haber comprendido el trascendental papel que tiene la comunicación. En los últimos 15 días ha salido en los medios más que en lo que va del año. Al parecer, este nuevo énfasis viene no sólo por la caída en las encuestas sino porque el entorno más cercano, llámese Nadine, se habría convencido -contrariamente a lo que algunos asesores señalaban- que es necesario marcar la cancha y llenar los espacios que su silencio estaba generando peligrosamente.
Durante los sucesos del Valle de La Convención, y la posterior caída de los ministros Otárola y Lozada, se hizo más evidente un vacío en la comunicación y, peor aún, una grave distorsión de la verdad frente a la realidad que la mayoría de peruanos veíamos. Recordemos si no las operaciones "impecables" que no eran tales, cercos a narcoterroristas que no existían y triunfos que en realidad eran humillantes derrotas. Demás está recordar el episodio del suboficial Luis Astuquillca que regresó, por sus propios medios, luego de 17 días perdido en la selva, sin que nuestras tropas lo encontraran, o la ubicación y posterior traslado del cadáver del otro suboficial, César Vilca, por su propio padre, en un taxi pagado por él, en un acto que terminó por indignar a la opinión pública.
Digamos que hasta ese momento todo hacía indicar que lejos de haber entendido cómo manejar la comunicación, el gobierno se encerraba en las cuatro paredes de Palacio y que seguía, tercamente, pensando que esa política del "Yo no hablo sino hago" resolvería los problemas. Una caricatura del genial Carlín terminó por hacer evidente lo que sentíamos los peruanos. En el dormitorio presidencial, Nadine, de pie, hablaba al clóset, "no te puedes quedar allí todo el día, sal a decir algo". A lo que Humala, en el clóset y sin dar la cara, respondía: "Avísame cuando todo se tranquilice, mientras, manda unos tuits". Esta caricatura graficó, plenamente, el problema político y evidenció el verdadero caos que afrontaba el gobierno. Sin voceros políticos, con un Premier devaluado, un Congreso inoperante, sin puentes con la oposición, sin comprensión del grave problema comunicacional y frente a la erosión en la aprobación de su gestión, quedó demostrado que, en política, Presidente que calla, pierde.
Sin embargo, desde la gira a Europa Ollanta Humala ha vuelto a ser el eje de la comunicación. Su actitud en Chincheros, durante la inauguración del programa "Rutas Solidarias", sus declaraciones luego del trote por lo cerros de Ate -al mismo estilo de su campaña-, el Mensaje a la Nación del sábado donde señala que Conga va, siempre que primero Yanacocha asegure el agua, y su discurso en Huaraz, han sido oportunidades donde envió mensajes políticos concretos.
Dicho esto, la caída podría estar revirtiéndose y un nuevo aire permitiría mirar el horizonte político con más confianza. El Presidente debe continuar conduciendo a la opinión pública y pronto deberá ir a Cajamarca para terminar con el mito que son los cajamarquinos el problema, cuando, en verdad, frente a una minoría intransigente, hay una gran mayoría que quiere paz y desarrollo.