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Fuente/Source: Vuelven a las andadas | Columnistas | LaRepublica.pe 


Denuncia - Espían a políticos y periodistas incómodos para la pareja presidencial 

Ollanta Humala y Nadine Heredia 

"Vuelven a las andadas" 


por Fernando Rospigliosi


Hace poco recibí información de fuentes confiables que el gobierno estaba espiando a políticos y periodistas incómodos para la pareja presidencial. El instrumento que usan es la DINI (Dirección Nacional de Inteligencia), cuyo jefe es un capitán retirado del Ejército de la promoción del presidente Ollanta Humala, Víctor Gómez. 
El segundo de ese organismo (Director Ejecutivo) es el capitán (r) de la Policía Iván Kamisaki, sindicado como el encargado de ejecutar el trabajo de espionaje a los opositores.
El operador de Humala para estos temas en el coronel EP (r) Adrián Villafuerte.
Rabo de paja
Por supuesto, algunos funcionarios gubernamentales han salido de inmediato a negar que esté ocurriendo tal cosa. El premier Juan Jiménez ha dicho que “esta es una gestión democrática que respeta los derechos”. El problema es que, como bien ha anotado Enrique Castillo, la credibilidad del premier es cero. (Gestión, 3.5.13).
Otra que ha roto lanzas en defensa del gobierno es la congresista humalista Ana María Solórzano, que según se ha conocido a raíz de este debate, es nada menos que presidenta de la Comisión de Inteligencia del Congreso, encargada de supervisar el sistema de inteligencia nacional. Esta congresista tiene tanta capacidad para ocupar ese cargo como Malzon Urbina para ser presidente de la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Además, acaba de ser denunciada por nepotismo (“Comisión de Ética abriría investigación a Solórzano”, Perú.21, 16.5.13) Es decir, tiene un tremendo rabo de paja. Ahora más que nunca necesita el apoyo de Humala para instruir a su bancada y aliados, y evitar que la sancionen. En suma, su capacidad para supervisar de manera independiente y eficiente el sistema de inteligencia es nula.
Se veía venir
¿Por qué Humala repetiría las nefastas prácticas de la década del 90? Fritz Du Bois lo ha expresado con claridad: “Hasta cierto punto se podría decir que era inevitable”. (“Estado de sitio”, Perú.21, 15.5.13). Du Bois hace referencia al entorno militar de Humala y a “la intención que tiene la pareja presidencial de perpetuarse en el cargo”.
Es decir, las mismas razones que tuvieron Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori, permanecer indefinidamente en el poder. Para ello tienen que recurrir a ese tipo de acciones.
Por lo demás, desde el comienzo se sabía que Humala tenía un “entorno montesinista”, como denunció La República el 2006. Ya en ese momento se conocía la relación que tuvo el propio Humala con Montesinos, cuando realizó el levantamiento de Locumba el mismo día que Montesinos fugaba del país, razón por la cual, en esa campaña electoral, el congresista Javier Diez Canseco dijo que Humala era “el caballo de Troya de Montesinos”.
El sangriento intento de Antauro en Andahuaylas, el 1 de enero de 2005, contra un gobierno democrático, respaldado públicamente por Ollanta Humala, es otra muestra de que el actual presidente carece de convicciones democráticas. Otra cosa es que haya utilizado la democracia para encaramarse en el poder.
En suma, nadie en su sano juicio puede creer que el “capitán Carlos” es un demócrata convencido, que tendría escrúpulos en usar métodos vedados en función de sus propósitos. Que algunos cegados por la ideología hayan creído ver en él al mesías izquierdista que estaban esperando, es otra cosa; que otros, ofuscados por la pasión, hayan pensado que era el mal menor cuando en realidad era el mal mayor, es otra historia.
Justificando lo injustificable
Para intentar explicar el aumento de casi 800% de gastos reservados de la DINI y la duplicación del presupuesto de ese organismo se recurren a argumentos absurdos, que algunos por ignorancia dan como ciertos. La DINI no tiene por qué ser una institución inmensa, con mucho personal ni mucho dinero. Las labores de inteligencia las realizan la Policía y las Fuerzas Armadas. La DINI debe coordinar y dirigir el sistema, no duplicarlo ni triplicarlo.
La Policía tiene una Dirección de Inteligencia con agentes repartidos en todo el país. Las unidades policiales especializadas –Contra el Terrorismo, Antidrogas, Investigación Criminal, etc.– tienen sus propias secciones de inteligencia que son competentes. Todo eso está centralizado en la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior.
Cada uno de los institutos armados tiene su servicio de inteligencia, con agentes en todo el país, que están enlazados en una dirección  de inteligencia en el Comando Conjunto.
En síntesis, la DINI debería ser un organismo pequeño que coordine y centralice la inteligencia que produce ese inmenso aparato militar y policial, para uso del presidente y los altos cargos. Y no convertirse nuevamente en el SIN que creó Montesinos para controlar las instituciones y corromperlas, con la finalidad de perpetuarse en el poder y saquear las arcas del Estado.